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Editoriales

30 años abriendo caminos

Este mes celebramos el 30 aniversario de Gamá, tres décadas de activismo e incidencia política en las que juntas hemos abierto el camino para construir una sociedad que brinde las mismas oportunidades a todas las personas.

Fue en 1995 cuando organizamos el primer Orgullo en Canarias, cinco meses antes de que La Ley de Rehabilitación Social de 1970 fuera derogada. Ya por esos años se atisbaba que la fuerza de Gamá estaba en las personas, en aquellas que comprendieron que nuestro espacio en la historia había sido invisibilizado durante demasiado tiempo y que para cambiar ese recorrido impuesto había que echarse a la calle.

Ya en los 2000, muchas recordarán cómo nos alzamos para conseguir legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo (2005) y el reconocimiento legal de la Identidad de Género (2007). Habían sido muchas las metas alcanzadas desde aquellos inicios en los 90, pero no suficientes. Por eso, seguimos haciéndonos fuertes de la mano de las personas asociadas, nuestro voluntariado, el personal técnico y activistas, trabajando de la mano de administraciones públicas a nivel local, autonómico y estatal para combatir la LGTBIfobia y las desigualdades a las que se enfrentan las personas LGTBIQ+.

En los últimos años, hemos celebrado contigo la aprobación de la Ley 2/2021, de 7 de junio, de igualdad social y no discriminación por razón de identidad de género, expresión de género y características sexuales, en Canarias, y la Ley 4/2023, de 28 de febrero, para la igualdad real y efectiva de las personas trans y para la garantía de los derechos de las personas LGTBI, a nivel estatal.

Además, diversas entidades, públicas y privadas han querido reconocer la labor de Gamá: en 2017, recibimos el Psi de Honor del Colegio Oficial de la Psicología de Las Palmas; en 2018, el Colegio Oficial de Trabajo Social reconoció nuestra labor social y en 2018, fue el Cabildo de Gran Canaria quien otorgó a la entidad el Roque Nublo Social.

No obstante, si hay un reconocimiento que nos congratula, es aquel que nos brindan todas esas personas que han formado y forman parte de la historia de Gamá. El sábado 27 de abril sentimos el calor de toda esa gente que cree en lo que hacemos, que vive y celebra nuestros logros y que hace posible que podamos brindar por 30 años más sembrando la semilla de la igualdad de derechos y oportunidades… porque sí, quedan muchos avances por cosechar.

Gracias. Gracias por disfrutar con nosotras en nuestra jornada de cine, gracias por reír y recordar escuchándonos en ‘El Ático’, gracias por participar una vez en más en ‘Activistas sin salón’ y gracias por celebrar por todo lo alto nuestra historia, de la que tú también formas parte.


31 de marzo, Día de la Visibilidad Trans

La aprobación de la ley 4/2023, de 28 de febrero marcó un hito en la defensa de los derechos de las personas trans, demostrando que sí es posible un avance hacia una sociedad más inclusiva. Sin embargo, el progreso nunca está exento de obstáculos, especialmente cuando debemos enfrentarnos a retóricas misóginas, tránsfobas y trasnochadas que distorsionan la realidad para justificar la agenda machista.

Las personas trans siguen enfrentándose a tasas altas de discriminación, de acoso y de violencia. En concreto, las mujeres trans se enfrentan a una interseccionalidad de opresiones que las hace vulnerables a la discriminación: la misoginia, que soportan todas las mujeres y que se muestra de forma exacerbada hacia las mujeres trans porque su identidad de género desafía las normas tradicionales de feminidad y masculinidad hegemónicas; y la negación de su identidad de género, rechazando su nombre y pronombres y dudando de su experiencia vital como mujeres. 

Los hombres trans, por su parte, son invisibilizados y cuestionados bajo la vara del patriarcado, que les somete a la rigidez de los estereotipos de género tradicionales para que se ajusten a los roles y comportamientos asociados a la masculinidad hegemónica. Además, incluso son relegados a un segundo plano en el discurso machista, que ignora sus realidades como personas trans en las conversaciones, y centra su obsesión en la subordinación de todas las mujeres.

No debemos olvidar que los derechos de las personas trans son parte de la lucha feminista, que se ha mantenido incansable en la búsqueda de la igualdad. Ya las realidades trans fueron explicadas y pasaron por todos los juicios habidos y por haber. La identidad de género ni se simula ni se finge, es una parte de la experiencia humana que no puede seguir siendo cuestionada. Estigmatizar a todo un colectivo, basándose en casos aislados de malas praxis para justificar la discriminación, no muestra una fotografía de la realidad.

Las instituciones públicas deben garantizar su protección y aplicar los mecanismos existentes para la detección de los fraudes con el fin de garantizar que los avances legislativos están disponibles para las personas que los necesitan.  Los medios de comunicación, como poderes fácticos, deben dejar de distorsionar la información para beneficio de contiendas políticas que dejan en segundo plano a las personas y que niegan la realidad más evidente: toda sociedad avanza y en todos los momentos culturales se experimentan cambios. En nuestra historia, hemos sorteado multitud de obstáculos para que hoy en día, ciencia, sociedad y legislación estén en consonancia en el avance hacia un escenario social inclusivo.

Es fundamental abordar cuáles son las raíces de esta nueva ola de odio hacia las personas trans. El feminismo en su conjunto debe entender que un ataque a cualquier realidad de las mujeres, sean cis o trans, es un ataque hacia todas. Debemos trabajar juntas para derribar las falsas y peligrosas narrativas cuyo fin es atentar contra nuestros derechos conquistados. Las diferencias en el feminismo son salvables porque nuestros caminos pueden abrazarse a través del diálogo. Al machismo nunca le tenderemos la mano.


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