Finaliza septiembre y el Colectivo Gamá arranca motores. Han sido dos años, hasta llegar a este momento, donde toda la sociedad ha sufrido de una u otra manera las vicisitudes del COVID. Ha vuelto la cotidianidad, y con ello un verano que acaba, donde hemos vuelto a relacionarnos sin barreras ni mascarillas y que pone punto y final al gran invierno de Winterfell.
Ahora toca volver a organizarnos, a que la sociedad civil se vuelva a rearmar
y hacer fuerte, porque muchas son las sombras que han crecido en estos tiempos donde los discursos LGTBIfóbicos y de odio están intentando campar a sus anchas. No estamos dispuestas a dar ni un paso atrás en la reivindicación de nuestros derechos, así como en la conquista de nuestras libertades y en la creencia de que el mejor modelo cultural posible es el que está basado en la diversidad.
Lejos parece que queda ya el 2005, año en el que se modificó el Código Civil, donde las parejas del mismo sexo podíamos contraer matrimonio de forma legal en España. Con este hito, tras el que existe un innegable trabajo de los colectivos LGTBI, parecía que todo estaba ya conseguido, que ya éramos ciudadanos y ciudadanas de primera. Sin embargo, 23 años después, se ha ido radicalizando cada vez más en nuestra sociedad un discurso donde la xenofobia y la LGTBIfobia se está convirtiendo en el modus operandi de quienes no creen en una sociedad en la que la diversidad es un síntoma de salud.
Es por eso que desde hace varios años el Colectivo Gamá pone en marcha su proyecto “Raíces”, porque nuestros modelos de familia tienen que fortalecerse en una sociedad donde todavía existe la desigualdad, donde nuestros hijos e hijas siguen sufriendo discriminación y violencia en su entorno. Todavía siguen mirándonos por encima del hombro considerando que los modelos de familias tradicionales están más legitimados, pensamientos estos más propios del siglo pasado, que perpetuan el esteriotipo de sociedades contruidas por hombres, blancos y heterosexuales, ideales que representan mentalidades arcaicas y hitlerianas.
Cada vez más, este tipo de pensamientos generan enfrentamientos. Hemos olvidado que las discrepancias se solventaban construyendo caminos alternativos que nos enriquecían a todas las partes, donde todas las voces tenian algo que aportar al discurso colectivo. Por eso queremos recordar que los discursos de odio y la LGTBIfobia no son más que un mecanismo de control de masas, que utilizan el miedo como vehículo, para enfrentar a iguales y nunca muestran los verdaderos intereses.
“Raíces” es un proyecto que no solo trabaja con las familias canarias, sino que también ayuda a establecer su nueva realidad a aquellas personas migrantes que vienen huyendo de entornos más duros y buscan en otras tierras un nuevo comienzo.
El activismo es nuestra herramienta de transformación social y es el ejemplo que queremos transmitir a nuestro grupo de personas voluntarias, que ha arrancado con más fuerza este año. Hombres, mujeres y personas no binarias que saben de la importancia del trabajo ingente que una organización como Gamá tiene y necesita de muchas manos.
El altruismo que implica ser persona voluntaria de una ONG es un acto al servicio de la comunidad. Un signo inequívoco de que se pueden construir modelos distintos de participación, encuentro y convivencia.